jueves, 5 de febrero de 2009

CONDONACION DE DEUDAS: UNA ACCION POSITIVA PARA EL INDULGENTE

En los últimos veinte años se pudieron apreciar iniciativas benéficas por parte de los organismos prestadores más importantes del mundo. Se incentivo al alivio de deudas para con los más desfavorecidos para así facilitar el progreso de estos. De todas formas las ayudas aportadas fueron mínimas y en muchos casos a la larga no aportaron al crecimiento económico de estás naciones. En otros significó un endeudamiento aún mayor y la aplicación de políticas económicas en países subdesarrollados que beneficiaban a las potencias económicas que fomentaban el neoliberalismo. Además, al aliviar las deudas se abrieron el camino para nuevos préstamos y así realizar negocios aún más productivos. Las intenciones de estos supuestos indulgentes ocultaban intereses propios contrapuestos al bien colectivo y a su vez mostraban una imagen compasiva en una situación de crisis.

La deuda externa fue y es uno de los principales males que asecharon a los países subdesarrollados durante gran parte de nuestra historia. Es un símbolo de la dependencia económica que tenemos para con los más poderosos tanto así como un adicto necesita su estupefaciente para seguir creyendo que está todo bien. Por lo menos en Latinoamérica, los prestamos por parte de los grandes bancos y fondos estuvieron ligados a casos de corrupción y el dinero recibido nunca fue utilizado para beneficios a largo plazo. A pesar de que los prestamos realizados a países con niveles de pobreza muy alta alcanzaron cifras importantes, estás almas caritativas desarrollan nuevamente planes de alivio de deuda para evitar un desmoronamiento de las economías de estos Estados desfavorecidos. Una de las últimas iniciativas de cese en el reclamo de deudas a los países altamente empobrecidos es la establecida por el G8 a través del FMI, el Banco Mundial y el Banco de desarrollo Africano en Gleneagles en el 2005, la llamada "Iniciativa de alivio de deudas Multilaterales" y consiste en eliminar las deudas de una gran cantidad de prestatarios, sobre todo africanos, y tratar de disminuir la de otros. La intención de mi ensayo es analizar si el alivio de deuda: ¿Es un medio para alcanzar el desarrollo del mundo en su conjunto y catalizar el crecimiento de los países más pobres o simplemente una maniobra por parte de las potencias mundiales para manipular las políticas económicas de los países más desfavorecidos en búsqueda de nuevos prestamos provechosos o recursos naturales que estos países no supieron aprovechar?

Si una persona fuera totalmente ingenua, supondría que la condonación de una deuda significaría un hecho beneficioso y no analizaría los intereses ocultos del prestador. Si analizamos los casos concretos de alivio de deuda, más precisamente el Plan Brady, establecido a fines de los ochentas y concretado a principios de los noventas, podemos comprender que no siempre estas incitativas caritativas son provechosas. En esta ocasión se estableció un alivio en las deudas de 16 países, entre los cuales se encontraba Argentina que a cambio de esta ayuda debió establecer políticas económicas preestablecidas de carácter liberal, reduciendo los impuestos a las importaciones, lo que provocó un deterioro de la industria local y fomentó la pobreza. A su vez, incentivó a que estos países pidieran más préstamos, lo que significó un gran negocio para las entidades prestadoras ya que las cantidades prestadas superaron ampliamente a las condonadas. Por lo tanto, a pesar del crecimiento que se evidencio en los primeros años de la década de los noventas en los países ayudados, a largo plazo se vieron las consecuencias de esta dependencia para con los prestadores y la crisis siguió siendo una postal de la realidad latinoamericana. Claro es el ejemplo de lo sucedido en el 94 en México y el 2001 en Argentina.

Otra iniciativa fue la tomada en el año 1996 por el FMI y el Banco Mundial, para condonar la deuda de países pesadamente empobrecidos quienes debían cumplir ciertos requisitos y llegar a un "punto final" para ser beneficiados. Hubo algunos que empezaron inmediatamente a recibir la ayuda y otros a partir del año 2000. Es cierto q a partir del inicio de este milenio se noto un crecimiento en el PBI de los 38 países pobres afectados a esta iniciativa, pero este dato carece de actividad al plantearse que algunos países ya presentaban crecimiento económicos antes de recibir la ayuda (sobre todo los que alcanzaron el "punto final" en el 2000) Además otros países con características similares evidenciaron un crecimiento económico similar sin ningún tipo de alivio de deuda. Por lo tanto surge el debate y la duda de si estas condonaciones fueron efectivas o no. Lo que si fue efectivo es que se emitió un mensaje muy favorable a los principales prestadores, quienes proyectaron una imagen indulgente en un período de crisis.

No podemos negar que particularmente en Argentina, los efectos del plan Brady, seguidos de un plan de convertibilidad ayudaron a combatir la crisis de los ochentas y acabar con uno de los más terribles males que nos afectaron, la hiperinflación. Es cierto que a partir de estas iniciativas se evidenciaron flujos masivos de capitales a nuestro país, sobre todo al sector privado y esto ayudó a superar de alguna manera la crisis. Pero no fue de la forma más adecuada que supimos esquivar este obstáculo, se pensó a corto plazo y las consecuencias fueron catastróficas. La persona que el pueblo había elegido democráticamente para que nos represente empleaba políticas económicas impuestas por economistas norteamericanos, quienes vendían ideales neoliberales a favor de sus propios intereses. Al eliminar las barreras impositivas y con una Ley de convertibilidad el papel del Estado era obsoleto a la hora de regular los intereses y así obtener fondos para aplicar una correcta política re distributiva. La condonación de la deuda y la existencia de un gobernante pro norteamericano creo un ambiente que incentivaba a la recepción de nuevos prestamos, y durante los noventas la deuda alcanzó a representar el 42% del PBI.

En cuanto a los fondos destinados a los "Países pesadamente empobrecidos" no demostraron una ayuda significativa y si vamos al caso no representaban una gran cantidad para los prestadores, podemos decir que fue una ayuda trivial. Además la historia nos ha demostrado que el alivio de deudas no significa una herramienta para combatir la pobreza ya que a pesar de las iniciativas tomadas esta sigue existiendo y cada vez se evidencia más. Claro es el ejemplo de Bolivia que presenta niveles comparables a los de un país africano, a pesar de poseer grandes cantidades de recursos como el gas y el petróleo.

Es evidente que en los últimos 20 años las condonaciones de deudas no tuvieron resultados beneficiosos para los países prestatarios, es más en algunos casos tuvieron consecuencias adversas al bien común de los habitantes de estos países. El problema de la deuda externa seguirá presente siempre y cuando no se fortalezcan las instituciones democráticas de cada país y los gobernantes no ocupen el lugar que deben, haciendo valer los derechos de cada ciudadano y no liberando las barreras impositivas en beneficio de las ambiciones de los más ricos. Es inconcebible que los poseedores de los grandes capitales del mundo jueguen con nuestra desesperación y prestigio, mostrando una falsa indulgencia que supuestamente nos llevará al progreso, pero simplemente son acciones a favor de sus intereses propios y no colectivos. Las iniciativas tomadas de alivio de deuda sirvieron para ocultar la ambición de los países más poderosos, pero a la larga se pudo dilucidar que sus intenciones seguían representando las mismas de siempre, la de cometer usura con los más desfavorecidos.

En definitiva, lo ideal sería prescindir de estos fondos para no ser victimas nuevamente de estos indulgentes.

Benítez Ocampo Juan Carlos Jesús Ignacio

vanibenitez@hotmail.com

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